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Se dice que el artista siempre habla de sí mismo a través de su obra. En mi caso, los acontecimientos de la sociedad globalizada son el punto de partida para elaborar nuevas propuestas plásticas. No hay un tema único, cualquier suceso que me impacte puede ser el detonante de la siguiente obra. Por ello, la unidad conceptual de mis piezas radica en una forma particular de mirar el mundo que me rodea.

Desde el punto de vista técnico procedo de la gráfica, lo que me ha llevado a un diálogo constante con el papel, no sólo como material receptor, sino como protagonista de la obra. De hecho, aunque mi trabajo se desenvuelve en diferentes técnicas, siempre vuelvo al papel debido a que las cualidades metafóricas y conceptuales que subyacen en él me ayudan a expresar cuestiones que me interesan tales como la fragilidad, la levedad o lo efímero. Curiosamente, estos conceptos también están presentes en la sombra que producen las mismas piezas y que para mí ha sido un recurso plástico constante a lo largo de los años.

A partir de un uso limitado del color, procuro una obra no explícita, envuelta en cierto misterio, irónica, generadora de una lectura abierta de tal modo que, en lugar de responder preguntas, suscite nuevos interrogantes en el espectador.